O el managing intergeneracional.
Desde hace ya un tiempo es recurrente encontrarse en los diferentes foros donde se debaten asuntos sobre el liderazgo de personas, libros, artículos, diagramas e infografías donde se explica, con mayor o menor profundidad, cómo liderar a las diferentes generaciones con éxito.
Como imaginarás, este enfoque del liderazgo no es exclusivo de nuestro país. En el momento de escribir este artículo me encuentro en Portugal, concretamente en Oporto, donde visitando la librería Lello e Irmao –dicen que es la más hermosa del mundo- pude hojear un par de libros cuya temática era «cómo liderar a las diferentes generaciones».
Según los defensores de esta hipótesis, la división puede realizarse a partir de los hechos históricos, sociales, económicos y tecnológicos que acontecieron durante la infancia, adolescencia y/o juventud de cada grupo. Estos acontecimientos constituyen una serie de vivencias generacionales que marcan por igual a las personas que componen cada grupo, y por lo tanto nos dan una serie de claves para comunicar con ellos y para su mejor liderazgo.
Como sabrás, se suele dividir a las diferentes personas que vivimos actualmente en cinco generaciones (los años de inicio y/o fin de cada generación puede variar dependiendo de la fuente):
1º Los Séniors. Son aquellas personas que nacieron antes de 1945. La mayoría ya no está activa laboralmente, aunque si vives en una gran ciudad es posible que tengas la enorme fortuna de cruzarte profesionalmente con alguna de ellas, y disfrutar de su increíble experiencia vital y laboral.
2º Los Baby Boomers. Nacieron entre 1945 y 1960. Muchos de ellos marcados en su infancia por la postguerra, tuvieron que ayudar a reconstruir el mundo que sus padres habían destruido. Fueron los protagonistas de la revolución del 68, lo que no les ha impedido disfrutar de los frutos de su trabajo consumiendo, etc.
3º La Generación X. Son los nacidos entre 1961 y 1980. Marcados por la difusión imparable de la informática, la caída del muro de Berlín, el fracaso del comunismo que llevó a la globalización, etc.
4º La Generación Y. El periodo que comprende esta generación va desde 1981 hasta 1995. Vivieron los atentados terroristas del 11 de septiembre en Nueva York, el éxito de los reality, la aparición de las redes sociales en internet, etc.
5º La Generación Z. Sus miembros son los nacidos después de 1995. Curiosamente, desde el punto de vista del management, todavía no se ha puesto año de finalización de esta generación –lo lógico hubiera sido que la hubieran extendido hasta el 2010-. Supongo que es algo que harán en el futuro. Me atrevo a predecir que sus rasgos característicos serán las tablets, los smartphones, la crisis económica, las películas de superhéroes… Seguro que tú también puedes seguir cumplimentando la lista.
Para profundizar un poco más sobre el tema, echa un vistazo al cuadro adjunto, aunque puedes encontrar bastantes información en Google -aunque seas un baby boomer ;)-.
En mi opinión, la utilidad de este tipo de contenidos está basada casi exclusivamente en los autoengaños que pudieran producir sobre la persona que se empeña en su aplicación. Ese autoengaño vendría a ser una especie de placebo para el jefe, que le ungiría de la confianza suficiente para comunicar mejor con las personas de su equipo. Si es así, bienvenido sea.
Personalmente, creo que este tipo de teorías posiblemente sean de las más ineficaces –a excepción del autoengaño mencionado– con las que se pueda encontrar hoy en día un individuo responsable de la gestión de otros, o aquél afanado en el aprendizaje de la labor de dirigir. El problema no está en lo que dicen sino en lo que presuponen.
Para no extenderme demasiado, voy a limitarme a un par de ideas desconcertantes que se esconden detrás de estos «inocentes» postulados:
1.- Impermeabilidad del ser humano a partir de determinada edad a lo que acontece en el presente y, por lo tanto, vivencia perenne en el pasado.
Es curioso que a los integrantes de la Generación Y, también se les denominé «Millennials», como si el resto de personas no hubieran vivido el cambio de milenio y siguieran inmersos en el siglo XX.
2.- Considerar a las personas como producto de una calculadora, de tal forma que si introduces los mismos datos en cualquier ser humano el resultado siempre será el mismo. Renegando de esa forma de la individualidad del hombre y de su libre albedrío. Negando que el «factor yo» influya en la asimilación, interpretación y uso de lo que entra en nuestra mente a través de los sentidos.
No dudo que los creadores y los seguidores de estos principios de liderazgo y comunicación tenían y tienen las mejores intenciones a la hora de crearlos y de ponerlos en práctica. Pero, como dijo San Agustín, «el infierno está empedrado de buenas intenciones».
Si nos dejamos llevar por estas creencias veremos como normal que un niño de 2 años maneje un smartphone diestramente –ante el orgullo de padres y familiares-, pero nos sorprenderá que lo haga un abuelo, quién se convertirá al hacerlo en una especie de ser superdotado, raro y, tal vez, protagonista de algún extraño caso de abducción extraterrestre.
Esta infravaloración de la capacidad de adaptación, desarrollo y evolución del conocimiento del ser humano a lo largo de su vida, tiene como consecuencia el desprecio de la sabiduría de nuestros mayores, abuelos, ancianos -o como quieras llamarlos, y de cualquier otra persona mayor de 30 años- por considerarla obsoleta e inadaptada a los tiempos modernos. Recuerda el axioma de la generación que protagonizó la revolución del 68: «No te fíes de alguien que tenga más de 30 años».
Supongo que la siguiente pregunta es: entonces, ¿cómo ha de gestionarse a los miembros de cada generación? La respuesta, como has imaginado, no es otra que liderando a cada persona de manera única y personalizada; teniendo siempre presente el momento concreto y cada objetivo específico para adaptarnos a ellos. Es decir, poniendo en práctica las Acciones de Liderazgo Líquido.
¿Quieres saber más sobre cómo liderar a las diferentes generaciones? Ponte en contacto conmigo aquí.
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