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¿Felicidad del Individuo o Felicidad Corporativa?

¿Qué es la felicidad?

La primera pregunta que nos asalta al reflexionar un poco sobre el concepto de Gefe es: ¿qué es la felicidad? Al fin y al cabo, los individuos adornados con el atributo de ser Gefe, lo que han de gestionar es la felicidad; por lo que han de tener muy claro qué es y qué no es la felicidad para poder realizar bien su trabajo, ¿no?

Como ya sabes, la definición de felicidad es una tarea que los seres humanos llevamos abordando desde hace miles de años. Para ello se ha recurrido a la religión, a la filosofía, a la antropología, a la sociología, a la psicología, la biología y muchas otras, e incluidas las matemáticas. Y a pesar de todos estos esfuerzos, no se ha conseguido establecer una definición de felicidad objetiva e indubitadamente aceptada.

El psicólogo estadounidense Martín Seligman, conocido por sus estudios sobre la indefensión aprendida y su relación con la depresión y por su contribución a la psicología positiva, además de entender la felicidad como el resultado de una vida placentera, significativa y de compromiso, también incorpora las ideas de que la felicidad se sustenta además, en las relaciones de calidad que una persona tiene, así como por sus éxitos y logros.

En el año 2005, los investigadores Sonja Lyubomirsky, Kennon M. Sheldon y David Schkade, publicaron en la Review of General Psicology un estudio titulado “Pursuing Happiness: The Architecture of Sustainable Change”, en el que establecían los factores primarios que determinan la felicidad de una persona:

  1. La Herencia Genética: que conminan nuestro nivel de felicidad en un 50%.
  2. Las Circunstancias en las que vivimos: que influyen en un 10%.
  3. Las Acciones que de manera intencionada realizamos: que marcan un 40% del resultado.

Teniendo esto en cuenta, el impacto del Gefe, en el mejor de los casos, podría afectar de forma directa sobre las circunstancias que nos rodean en el ámbito laboral, lo que nunca superaría un 10% del resultado final respecto a la felicidad en el ámbito laboral (si es que ésta pueda separarse del resto de ámbitos, y por lo tanto circunstancias, que componen la felicidad de una persona).

Siendo muy optimistas, un Gefe excepcional, con unas capacidades de influencia y persuasión asombrosas, podría llegar a impactar en las acciones que de manera intencionada realice la persona, pero en ese caso entramos en el terreno de la moralidad sobre la manipulación de las personas, que no creo que los defensores del concepto que nos ocupa compartan.  

Las definiciones existentes sobre lo que es la felicidad son tan genéricas, que no las podemos utilizar como criterio de éxito para el trabajo del Gefe, pues al tratar de aplicarlas sobre cada una de las personas sus componentes pueden diferir tanto, que lo que haga feliz una persona puede hacer infeliz a otra, sin que ninguna de ellas tenga ningún tipo de problema psicológico. La felicidad es un concepto subjetivo y relativo. 

¿Puede un Gefe ejercer como tal si no es feliz?

La siguiente duda a la que nos enfrentamos es, ¿puede un Gefe ejercer como tal si no es feliz? Es decir, una persona incapaz de gestionar su propia felicidad eficientemente, ¿puede gestionar eficientemente la felicidad de los demás?

Sucede algo completamente diferente cuando la felicidad que se gestiona es la Felicidad Corporativa, puesto que ésta puede definirse por la propia organización de una manera muy precisa. Y gracias a ello podremos establecer un sistema de indicadores objetivos que determinen si la meta marcada ha sido alcanzada o no. Sin embargo, esta manera de entender la felicidad en el trabajo, pone en el centro de atención a la empresa y no al trabajador, lo que, en teoría, no tiene nada que ver con el significado por el que el concepto de Gefe se ha popularizado.

Mo Gawdat, en su libro “El Algoritmo de la Felicidad”, viene a decir que la felicidad llega cuando la realidad iguala o supera las expectativas positivas que teníamos sobre algo. Partiendo de esta idea y teniendo en cuenta lo visto hasta el momento, es más que manifiesto que el propio concepto de Gefe es un despropósito, pues genera una expectativa sobre aquello que han de recibir de la persona que ostentan esta posición imposible de satisfacer.

El propio Carlos Martínez, presidente de IMF Business School, manifestó sobre la figura del Chief Happiness Officer que “debemos alejarnos del concepto hedonista del término y quedarnos con la función que desempeña este nuevo perfil al potenciar el desarrollo profesional y personal de los empleados, para que sean conscientes y sientan que lo que hacen aporta un valor, ayuda a alguien, tiene un propósito”

Para Aristóteles la felicidad tenía dos facetas: la hedónica –placer–, que es la que según Carlos Martínez el Chief Happiness Officer debe evitar, y la eudaimónica –una vida vivida–, que es la que él debe potenciar. ¿Cabe deducir entonces, que la función que debe preponderar en el Gefe es la de convencer al empleado de que su vida merece ser vivida por lo que contribuye con su trabajo en la empresa? Saca tus propias conclusiones…

Lee la siguiente parte del artículo pinchando aquí: ¿Realmente la felicidad del empleado produce mejores resultados en la empresa?

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EL GEFE: LA DICTADURA DE LA FELICIDAD (2/4)

Un pensamiento en “EL GEFE: LA DICTADURA DE LA FELICIDAD (2/4)

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