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O, las consecuencias del buenismo idealizado.

Hace unos meses realicé un pequeño estudio con la intención de determinar cuál era considerado el objetivo principal del departamento de Recursos Humanos. Los participantes estaban divididos en dos grupos: por un lado trabajadores del departamento en cuestión, y por otro lado el resto de empleados. A ambos grupos se les hizo una única pregunta abierta: ¿Cuál es el objetivo principal del departamento de Recursos Humanos?

A pesar de la heterogeneidad de las personas que comprendían la muestra (tanto por circunstancias personales y profesionales, como por las diferentes empresas en las que trabajaban), en ambos grupos la respuesta más repetida fue: “El objetivo principal del departamento de Recursos Humanos es lograr la felicidad (motivación y bienestar) del empleado”.

La felicidad del trabajador en la empresa - ElPeONCoronado Angelito
Ya sabéis que para que una idea tenga éxito y sea dominante en cualquier sociedad, ha de tener la capacidad de transmitirse como un virus. Esta facilidad de propagación de un individuo a otro es lo que determina la mayor o menor presencia de este pensamiento en el grupo, y contribuya a que dicha opinión goce de más o menos aceptación como “verdad”. Es decir, la cantidad de veces que se repita una idea prevalece, en demasiadas ocasiones, sobre la calidad del pensamiento que defiende a la hora de ser tomada como cierta por un colectivo.

Un claro ejemplo de lo que te he comentado en el párrafo anterior es la creencia de que uno de los objetivos del departamento de Recursos Humanos -y por extensión de cualquier empresa que cuente con este departamento en su organigrama- es lograr la felicidad del empleado.

Un elemento que facilita muchísimo la viralidad de una idea es el “buenismo”. O lo que es lo mismo, una especie de idealismo humanista inocentón. Sin duda alguna la frase: “El objetivo principal del departamento de Recursos Humanos y de la empresa es lograr la felicidad del empleado” goza de unos niveles muy altos de buenismo. Este gran error de los adoradores del buenismo idealizado se debe a la incapacidad de distinguir entre los valores éticos y los valores estéticos, por lo que sitúan a estos últimos en el nivel de los primeros.

Como es lógico, una vez que una idea se instala en el ideario colectivo poco a poco sus raíces se van clavando en la mente de las personas cada vez más profundamente, y va incrementando su influencia en las expectativas y en los comportamientos de los individuos. Y es a partir de este momento cuando empiezan a surgir los problemas, los conflictos y las decepciones.

La Felicidad del trabajador en la empresaEn el caso de la Felicidad de los trabajadores en la empresa, no es lo mismo entender que la Felicidad de estos es un fin para la empresa que opinar que su Felicidad es un medio para lograr los objetivos de la empresa.

Y creo firmemente que uno de los motivos por los que los departamentos de Recursos Humanos están sufriendo la crisis actual, y que ya comenté en el artículo tituladoLa trampa de desarrollar personas, es su incapacidad de comprender y diferenciar el alcance de cada uno de estos enfoques.

En demasiadas ocasiones se critican decisiones de empresa si éstas no anteponen la felicidad individual a corto plazo al bien colectivo a medio o largo plazo. E incluso están mal vistas aquellas políticas de recursos humanos que utilizan la Felicidad del empleado como medio para lograr las metas empresariales. A éstas se las cataloga de manipuladoras e inmorales. Confundiéndose una vez más el mundo de las ideas con el de la pragmática, y el “ser” con el “deber ser”.

En mi opinión, la Felicidad de los empleados ha de ser un resultado de la actividad de la empresa, pero no un objetivo de ésta. De no ser así, viviríamos situaciones tan absurdas como la siguiente: Si una empresa, que tenga como objetivo la Felicidad de sus colaboradores, ha de elegir entre una decisión que beneficie la supervivencia de la empresa, pero perjudique la Felicidad de los trabajadores, y otra en la que se favorezca la Felicidad de los trabajadores y se ponga en riesgo la viabilidad de la compañía, no le quedaría más remedio que optar por la segunda para ser coherente, abocándola a su desaparición.

Según tu opinión, la Felicidad del trabajador, ¿ha de ser un medio o un fin de la empresa?

¿Quieres saber más sobre la felicidad del trabajador en la empresa? Ponte en contacto conmigo aquí.

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LA FELICIDAD DEL TRABAJADOR EN LA EMPRESA
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4 pensamientos en “LA FELICIDAD DEL TRABAJADOR EN LA EMPRESA

  • 16/09/2014 a las 3:17 pm
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    Considero que un trabajador feliz es un medio y un fin, ambas van de la mano, generandose un feedback, un trabajador feliz es mas útil que un trabajador in-feliz, es un mejor medio para lograr un «FIN FELIZ».
    Las compensaciones seran mayores tanto para el trabajador (logros personales, renombre, reconocimiento, salario) como para la empresa, posicionamiento en el mercado, mayor productivo, mayor ingreso económico.

    No hay que descuidar ninguna de las dos razones de ser y deber ser, entre el trabajador y la empresa.

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    • 16/09/2014 a las 7:09 pm
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      Natalia, muchas gracias por tu comentario.

      Es más que probable que tu opinión sobre que «un trabajador feliz es más útil que un trabajador infeliz» sea correcta, sin embargo, en mi experiencia personal me he encontrado con algún caso en el que esta hipótesis no se cumplía.

      Permíteme que comparta una «batallita». Para finalizar el Master que hice en Gestión y Dirección de Recursos Humanos , tenía que realizar un proyecto en una empresa real. En aquella época trabajaba en Media Markt -tuve la enorme fortuna de formar parte del equipo que lanzó a esa compañía en España-. Después de una época espectacular el increíble ambiente que existía en la compañía comenzó a decaer debido a la apertura de más tiendas, al aumento de la presión y a la reducción en los detalles en la gestión de personas.

      El tema que elegí para mi proyecto era la influencia del clima laboral en los resultados de la empresa. Estaba convencido de que el peor ambiente que se iba generando en la compañía se vería reflejado, sin lugar a dudas en los resultados de la empresa. Además cómo esta situación se venía produciendo en la compañía después de un tiempo, creía que me sería muy fácil demostrar dicha relación, e incluso que podría influir y lograr un cambio en la forma de gerencia la empresa.

      Imagina mi sorpresa cuando los datos demostraron que la reducción en la satisfacción laboral de los empleados llevaba aparejado un aumento en los resultados de la compañía…

      Esta es una de mis experiencias personales, que no significa que sean la realidad, ni mucho menos. Sin embargo, me han servido junto a otras situaciones similares a lo largo de los años, para estar convencido de que la felicidad del empleado no puede debe ser un fin para la empresa y sí un medio; y en todo caso el resultado de que la empresa logre sus objetivos.

      Disculpa que me haya extendido, pero hay veces que la realidad es tan terca que llega a llevar la contraria incluso a los sueños; y en esos momento negar lo evidente se convierte en disfuncional.

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  • 16/09/2014 a las 3:40 am
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    Es un dilema aparentemente simple pero complejo.
    Como balancear razonablemente los intereses diversos de personas y empresa?
    Pero es claro que no puedo pretender hacer feliz a nadie desde afuera de sí mismo. La felicidad individual no podrá ser un objetivo empresarial porque el concepto de felicidad varía de persona en persona y perseguirlos implicaría perder los objetivos propios como empresa. Lo que sí es objetivo de RH es promover condiciones para que las personas puedan desarrollarse.

    Responder
    • 16/09/2014 a las 7:15 am
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      Alberto, muchas gracias por tu comentario.
      Estoy completamente de acuerdo contigo. En el caso de que la felicidad del empleado fuera un fin para la empresa, podría llegar a suponer algo tan confuso como que con cada nueva incorporación al equipo el objetivo de la empresa se vería modificado.

      Responder

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